Derecho

Fuentes: http://www.co.undp.org/content/colombia/es/home/post-2015/mdgoverview.html
19 de abril de 2016

Los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que conciernen a la OMC y su impacto en el caso colombiano.

Nuestro país no es ajeno a lo que ocurre a nivel internacional, por eso los compromisos que asume frente a los demás países son serios y deben ser pensados con detenimiento. Estos tienen repercusiones innegables en el comercio -las empresas y los consumidores- y requieren de políticas de gobierno encaminadas a garantizar el bienestar de la población, pero también, al cumplimiento de las obligaciones internacionales.

En septiembre del año pasado se reunió en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York la Asamblea General para discutir y aprobar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. Esta Declaración se erige como un instrumento de cooperación internacional histórico debido a su alcance. La Agenda es el paso siguiente al cierre de los ocho Objetivos de Desarrollo del Milenio que fueron fijados en el año 2000 y, según el acuerdo, debían conseguirse para el año 2015.  La iniciativa actual propone 17 objetivos y 169 metas, un compromiso mucho más amplio que el anterior, que supone un verdadero esfuerzo de los Gobiernos y de los diferentes Organismos Internacionales por direccionar sus políticas a la consecución de los objetivos planteados. El propósito fundamental es trabajar integradamente para conseguir el desarrollo sostenible desde sus tres dimensiones -económica, social y ambiental- sin desconocer las necesidades propias de cada país, sus capacidades y prioridades nacionales.

Ahora, en lo que atañe al tema comercial, la Declaración hace referencia directa a la Organización Mundial del Comercio en varios de los ODS, pues en el cumplimiento de sus funciones se hace evidente la importancia del comercio en la promoción del desarrollo sostenible.  Por ejemplo, en el objetivo dos que busca “poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible”, resalta la necesidad corregir y prevenir las restricciones y distorsiones comerciales en los mercados agropecuarios mundiales, eliminando entre otras, las subvenciones [1] a las exportaciones agrícolas, según lo acordado en la Ronda de Doha, en el entendido de que éstas favorecen una producción más costosa y no permiten que los países en desarrollo, que podrían ser más competitivos, participen en el mercado. Este punto es de relevancia mayúscula para un país como Colombia, cuyo sector agropecuario ha sufrido grandes golpes con ocasión de la firma de numerosos TLC y de los fenómenos climáticos recientes que han afectado las cosechas y aumentado los precios de los alimentos. Cabría preguntarse entonces, qué tan viable es la eliminación de subvenciones [2], considerando que, debido a la poca eficiencia del sector agrícola, es probable que se afecte irremediablemente a los agricultores y se propenda por un aumento a las importaciones.

También, hay una referencia directa a la OMC en el ODS tres que busca “garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades”. En él se reafirma la posibilidad de utilizar las flexibilidades [3] previstas en la Declaración de Doha relativas al Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC), para alcanzar la meta de acceder a medicamentos y vacunas esenciales asequibles. Lo anterior, es vital para Colombia en la medida de que nos encontramos en medio de una epidemia del virus del zika [4] que, a la fecha, no cuenta con una vacuna disponible [5] y cuya relación con otras enfermedades más graves todavía se encuentra en estudio. Así las cosas, nuestro país puede beneficiarse de estas herramientas para enfrentar mejor la problemática de salud pública que nos aqueja.

Por otro lado, el ODS siete que trata de “garantizar el acceso a una energía asequible, segura, sostenible y moderna para todos”, aunque no hace una mención expresa del comercio, la OMC identificó que la eliminación de los obstáculos que dificultan la circulación transfronteriza de bienes y servicios ecológicos, constituye una forma de cooperación internacional fundamental para lograr el objetivo.  Se entiende entonces, que facilitar la investigación y la inversión en tecnologías relativas a energías limpias, menos contaminantes que los combustibles fósiles, se presenta como un reto y una necesidad para Colombia, más ahora que existen inmensas dificultades económicas por la caída de los precios del petróleo y al mismo tiempo,  se enfrenta una crisis energética causada, entre otras, por la explotación minera irresponsable (tanto legal como ilegal), que no se ha preocupado por mantener el equilibro ambiental que se requiere, teniendo en cuenta que una de las principales fuentes energéticas nacionales es la hidráulica.

En conclusión, nuestro país no es ajeno a lo que ocurre a nivel internacional, por eso los compromisos que asume frente a los demás países son serios y deben ser pensados con detenimiento. Estos tienen repercusiones innegables en el comercio -las empresas y los consumidores- y requieren de políticas de gobierno encaminadas a garantizar el bienestar de la población, pero también, al cumplimiento de las obligaciones internacionales.


*Fuente de la imagen: Naciones Unidas
[1] Mecanismos de ayuda financiera por parte del Gobierno a ramas de producción nacional, buscando incentivar el fortalecimiento del mercado interno y las exportaciones.
[2] En la Conferencia Ministerial de Nairobi, celebrada en diciembre de 2015, se acordó suprimir las subvenciones a las exportaciones agrícolas.
[3] La Declaración de Doha contiene la posibilidad de obtener licencias voluntarias, licencias obligatorias o recurrir a las importaciones paralelas cuando se necesiten medicamentos para resolver situaciones de salud pública.
[4] Ver diario El Espectador
[5] Ver página oficial del Ministerio de Salud

 

Fuentes consultadas: